Cuántas veces hemos oído decir: ¿Por qué comiendo lo mismo que otras personas, yo estoy gord@ y ellos se mantienen delgados?, o yo no como pare estar tan gord@.
La relación entre alimentación y peso no es una fórmula
matemática, hay personas que comiendo
mucho engordan poco y otras que comiendo poco engordan mucho. Estas
diferencias están genéticamente determinadas. Muchos de nosotros somos capaces
de almacenar energía de forma muy eficiente gracias a nuestros Genes Ahorradores, por ello, cuando no
existe restricción nutricional y aumenta el sedentarismo, las personas que
tienen una dotación genética predisponente pueden desarrollar obesidad.
Aunque comamos poca
cantidad de comida, nuestro organismo va a acumular un porcentaje muy grande de
esa comida como grasa,
y esa circunstancia lo que en verdad provoca que nuestro organismo quede
desnutrido y “tenga hambre”, y por eso tenemos esas ganas de comer, por que por
más que comemos, los nutrientes no alcanzan a la célula, sino que nuestro
defecto metabólico hace que una parte
importante de los nutrientes se almacenen como grasa.
Hoy sabemos que entre el
40% y 70% del sobrepeso tiene una base genética, y que la identificación de
Determinados factores genéticos supone una vía de apoyo para abordar el
tratamiento de la obesidad. La
acumulación de grasa es un rasgo regulado genéticamente. Algunas personas heredan desde el
nacimiento una predisposición al sobrepeso.
La Genética pues, condiciona que exista un
defecto metabólico que provoca una alteración en la forma en la que nuestro
cuerpo almacena la grasa y cómo la usa (de forma ineficiente) como combustible.
El
panel de obesidad
está pensado para detectar variantes genéticas asociadas a obesidad común y
permite conocer qué proporción de la
obesidad de una persona puede atribuirse a factores genéticos y cuáles a
factores ambientales o conductuales.
FACTORES
GENÉTICOS + COMIDA RICA GRASAS Y AZÚCARES + SEDENTARISMO = OBESIDAD
Además, a medida que envejecemos, el metabolismo tiende a desacelerarse aproximadamente un 5% cada 10
años después de los 40. Es decir, que con 40 años, para mantener tu peso (esto
quiere decir no engordar) deberás consumir, al menos, 100 calorías menos al
día; y esto nada tiene que ver con otra
cosa que no sea el curso natural del envejecimiento.
El Perfil
Genético de la Obesidad (PGO)
define varios tipos polimórficos que ayudan a dar un diagnóstico genético del comportamiento del sobrepeso analizado o
el riesgo a sufrirlo en el futuro, así, se han descrito alrededor de 130 genes
relacionados con la obesidad y el número continua creciendo. Entre los genes implicados en la
etiología de la obesidad se encuentran genes que codifican péptidos de función señal de hambre y saciedad, genes
implicados en el crecimiento y
diferenciación de los adipocitos, genes metabólicos y genes implicados en
el control del gasto energético. La
alteración en la expresión de los genes relacionados con la resistencia a la insulina (Síndrome
Metabólico) y la inflamación del tejido adiposo por la actividad de los
adipocitos y de los macrófagos, contribuyen a explicar en gran medida la
fisiopatología de la Obesidad.
El Perfil Genético de Obesidad
se realiza a partir de unas gotas de
sangre capilar obtenidas mediante una pequeña punción en la yema del dedo,
impregnando una tarjeta de papel que será remitida a nuestro laboratorio. No es necesario tomar la muestra de sangre en
ayunas, por lo que puede realizarse en cualquier momento del día.
Con la Nutrigenética
vamos un paso por delante, pues seremos muchos más certeros a la hora de
elaborar la dieta. Pero
es importante que recuerdes que no
existen atajos cuando se trata de adelgazar.
0 comentarios:
Publicar un comentario