Estamos viviendo unos tiempos muy difíciles y lógicamente todo esto está teniendo sus efectos en la salud
psicológica de la gente. Personas que empiezan con síntomas semidepresivos como cambios de humor, irritabilidad, nervios,
desasosiego, trastornos del sueño, pueden terminar peor de lo que empezaron
si sólo basan su mejora en el
psicofármaco que le hayan recetado.
Últimamente, casi a diario, leo, escucho
o veo una noticia relacionada con el aumento en España de recetas en las
consultas de atención primaria de ansiolíticos y antidepresivos. En una de esas
noticias, algún experto dijo en relación a esos fármacos, que si acaso hacen
disminuir los síntomas en una fase inicial, el efecto a largo plazo es de persistencia de los síntomas y de
dependencia al fármaco.
Estoy de
acuerdo que un psicofármaco adecuado puede ayudarnos en la etapa aguda, pero
nada más. Aconsejo tomar el tratamiento por
el tiempo fijado para evitar recaídas, pero a la misma vez hay que empezar
a cambiar de actitud y a preparar nuestro organismo para lo que pueda venir y
no maltratarlo, porque entonces el estado inicial semidepresivo puede llegar a
ser crónico y peligroso.
Es totalmente normal encontrar pacientes en las
consultas de AntiAging que en su malestar general y en su dificultad para
dormir, esconden de base una Distimia de la que no tenían conocimiento. Distimia es uno de los trastornos más
abundantes en nuestros tiempos. También se la conoce como Depresión Menor aunque ese término está en desuso por su imprecisión.
La Medicina Antienvejecimiento, en su línea
integradora, se apoya de la Medicina
Ortomolecular para dar solución a este problema y ayudar a la medicina
convencional para que la gente, que no
tiene una patología psiquiátrica grave, pueda ser atendida de una forma diferente,
más amplia, definitiva y natural.
Los síntomas más comunes e importantes de la Distimia son:
- Altibajos del estado de ánimo.
- Tendencia al estado de ánimo irritable o deprimido.
- Dificultad para disfrutar de las cosas positivas de la vida.
- Trastornos del sueño: el sueño no acaba de ser reparador. La persona distímica se despierta varias veces, y suele hallarse cansada por la mañana.
- Problemas de concentración y de memoria, aún para actividades lúdicas (ver una película, por ejemplo).
- Tendencia a las Somatizaciones. Cefaleas y vértigos son las más frecuentes, junto a los estados de fatiga crónica. Muchas personas con Distimia llegan a creer que "ellas son así", y no lo identifican como una condición patológica, sino como un estado normal de su forma de ser.
Fruto de décadas de trabajo, los científicos están en
condición de afirmar que, por inaudito que pueda parecer, en el tracto gastrointestinal se aloja un
segundo cerebro muy similar al que tenemos en la cabeza. Efectivamente, el
tubo digestivo está literalmente tapizado por más de 100 millones de células
nerviosas, casi exactamente igual que la cifra existente en todo el sistema
nervioso central. “En él se producen sustancias psicoactivas que influyen en el estado
anímico, como los neurotransmisores serotonina
y dopamina, así como diferentes opiáceos que modulan el dolor. Además,
sintetiza benzodiacepinas, compuestos químicos que tienen el mismo efecto
tranquilizante que el Valium” puede leerse en el libro El segundo cerebro,
de Michael D. Gershon, jefe del Departamento de Anatomía y Biología celular de
la Universidad de Columbia, en Nueva York.
La Serotonina es
un neurotransmisor que regula emociones como la ira, la agresividad, el deseo
sexual, la temperatura corporal, el humor, el sueño, el apetito y estimulador
del sistema inmune. La serotonina es sintetizada extensivamente en el tracto gastrointestinal (cerca del
90%), y el principal almacén son las plaquetas en
la circulación sanguínea.
Por ser la
interconexión entre intestino y el
cerebro, un hecho científico más que demostrado es de sentido común pensar que
todas estas personas con Distimia, puedan
tener un verdadero problema en el intestino. Un intestino con sus funciones
alteradas, además de dejar pasar toxinas, bacterias y materias no digeridas deja
de absorber nutrientes esenciales. Para
que ambos cerebros funcionen adecuadamente, se requiere un balance correcto de
nutrientes, vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos y
neurotransmisores (proteínas).
Este estado termina arrastrando a la persona
a una pérdida
total del equilibrio bioquímico del cuerpo, y ahora la curación
depende de ese cambio de actitud que
aludía antes, incidiendo en el estilo de vida, la dieta, el ejercicio físico, y en apoyos
terapéuticos como la Ozonoterapia y el aporte de los elementos en
carencia. El efecto oxigenante del Ozono
inhibe la creación de Radicales Libres
y, al mismo tiempo, tiene efectos sobre la oxigenación celular lo que implica
una revitalización bioquímica que es la que directamente debe incidir en los
niveles de serotonina o neurotransmisor responsable de la depresión.
Para
conocer qué elementos están en carencia haremos una anamnesis exhaustiva y pruebas diagnósticas como el Mineralograma de Cabello, en busca de los estresores que causan y
cronifican el problema. Además incidiremos en posibles alteraciones intestinales y disfunciones hormonales. Una de las
hormonas que solemos trabajar en estos casos es la Serotonina, no como tal, si no como su precursor, en forma de 5-Hidroxitriptófano, dado que no se
encuentra en cantidades significativas en la dieta y, aunque puede obtenerse a
partir de alimentos ricos en Triptófano,
se ha visto que el consumo de éstos no incrementa significativamente sus
niveles. El 5-Hidroxitriptófano
incrementa también los niveles de melatonina, dopamina, norepinefrina y
beta-endorfinas llegando a regular los síntomas de Distimia en pocas
semanas cuando además hacemos un tratamiento de las posibles alteraciones
intestinales y reponiendo los déficits
de sustancias fundamentales como Zinc y Magnesio, minerales que participan en las reacciones químicas de síntesis
de todas las hormonas.
