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jueves, 15 de mayo de 2014

AUTISMO PARTE 1
Aunque el término autismo fue empleado por primera vez por Bleuler en 1911 para describir el aislamiento del mundo exterior que se observa en los esquizofrénicos adultos; no fue hasta los estudios de Kanner en 1943 que el autismo comenzó a constituirse como una entidad diagnóstica concreta. Dicho término fue utilizado por él para denominar un tipo específico de trastorno observado en 11 niños de la Clínica Psiquiátrica Infantil John Hopkins Estos niños mostraban las siguientes particularidades:

-          La falta de relaciones sociales.
-          Carencia de habilidades para la comunicación.
-          Rituales compulsivos persistentes y resistencia al cambio.
-          El lenguaje, si lo hay, sufre desajustes severos. Aparición muy temprana de trastornos (tres primeros años de vida) y permanencia del mismo de por vida.

Los factores etiológicos verdaderos del autismo son aún desconocidos. Hay estudios modernos que sugieren la posible contribución de elementos metabólicos, genéticos e inmunológicos, de riesgo antenatal y postnatal, trastornos en la respuesta inmune, toxinas de alimentos, intoxicación por metales pesados, sobre todo mercurio y plomo, alergia a la caseína y al gluten, así como una variedad de agentes infecciosos. Se le ha dado importancia al uso de thimerosal como preservativo en la fabricación de las vacunas y/o a la respuesta inmune inadecuada ante el virus del sarampión con la posible asociación entre la inmunización con la vacuna trivalente viral y la aparición de las alteraciones del desarrollo.
Varias teorías revisan y discuten la evidencia del deterioro en la permeabilidad intestinal con respecto al desarrollo de “leaky gut”o intestino permeable; asimismo hay en discusión muchos posibles caminos para determinar cómo el deterioro de la función gastrointestinal influye en el funcionamiento cerebral. La inflamación de la pared intestinal la pueden originar causas tan diversas como el uso de antibióticos, antiinflamatorios no esteroideos, hormonas, pesticidas, insuficiencia de enzimas, micotoxinas, gluten, caseína, aditivos químicos, colorantes, preservantes, malabsorción de proteínas, etc. La integridad de la pared intestinal juega un papel importante en la adecuada absorción de nutrientes que bloquean las toxinas, bacterias, alérgenos y péptidos procedentes de los alimentos, que pueden ser dañinos, y que al penetrar en la circulación sistémica producen las anormalidades en la conducta descritas en el autismo. El deterioro de la permeabilidad intestinal es el enlace para explicar la asociación entre el Autismo la respuesta inmune inadecuada, la alergia a múltiples alimentos, la disbiosis, el sobrecrecimiento de hongos así como el déficit de nutrientes.

En estos niños, existe inflamación del tracto gastrointestinal tanto en su porción superior como inferior con distintos grados de severidad. En la revista The American Journal of Gastroenterology (Septiembre 2000); Quigley y Hurley publicarón una revisión de estudios realizados sobre la prevalencia de alteraciones gastrointestinales en los niños autistas ,confirmando que estos niños padecen con más frecuencia diversos trastornos como constipación, diarrea, esofagitis, hiperplasia medular, ileocolitis e insuficiencia pancreática



El 90 % de los niños autistas e hiperactivos tienen algún tipo de deficiencia enzimática que les impide desdoblar adecuadamente las proteínas, específicamente las de la leche (caseína) y la del trigo (gluten), los péptidos que se originan de este proceso inadecuado, pasan a través del intestino permeable, llegan al torrente sanguíneo y se distribuyen por todo el cuerpo. Los péptidos del gluten y la caseína tienen una estructura química similar a los opioides y reaccionan con los receptores opioides en el cerebro imitando los efectos de las drogas opiáceas como la heroína y morfina. A los péptidos del trigo se les denomina Gluteomorfina (Gluten y Morfina) y a los de la leche Caseomorfina (Caseína y Morfina).
Estos péptidos, reaccionan con ciertas áreas del cerebro tales como los lóbulos temporales, que participan en los procesos de integración del lenguaje y la audición y provocan en el cerebro un efecto similar al del consumo de drogas, alterando los órganos de los sentidos y provocando conductas derivadas de estas drogas opiáceas.
Otros estudios también han puesto de manifiesto la gran Disbiosis Intestinal que sufren estos niños. Las bacterias Intestinales saprófitas tienen una funcionalidad muy importante dentro del intestino humano como es en el equilibrio del sistema inmunológico, ayudar a la digestión, producir vitaminas, y promover la motilidad Gastro-Intestinal . Varios estudios han informado de un aumento de la administración de antibióticos por vía oral a los niños autistas durante los 3 primeros años de vida, lo que puede desestabilizar la comunidad microbiana mediante la eliminación de las bacterias beneficiosas y ayudar a bacterias patógenas a colonizar las paredes intestinales. Además, flora intestinal anormal puede estar asociada no sólo con problemas gastrointestinales, sino también con los síntomas de comportamiento relacionadas con los del Autismo debido a que muchas de estas bacterias patógenas gram-negativas, contienen un lipopolisacárido (LPS) en sus paredes celulares que producen inflamación en el cerebro y aumenta la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, facilitando una acumulación de altos niveles de mercurio en el cerebro, lo que puede agravar los síntomas de Autismo.
En otro importante estudio experimental que aparece en la edición de junio de 2009 de la revista "Toxicological and Environmental Chemistry" muestra una relación causal entre las pequeñas cantidades de mercurio (Hg) en diversas formas, entre ellas el timerosal, cuando se administra a los monos, y la toxicidad celular. Se utilizó mercurio en diversas formas, entre ellas el timerosal y otros metales como el sulfato de aluminio, y el plomo. El timerosal resultó ser significativamente más tóxico que los otros compuestos de metales examinados. El estudio muestra que la exposición de bajo nivel de compuestos de mercurio como en el timerosal produce una disfunción mitocondrial, deterioro de la actividad antioxidante ( enzima Glutatione), que causa degeneración y muerte de las células neuronales y fetales. Se observó que ejerce efectos adversos sobre las células en desarrollo confirmando la toxicidad de la exposición al mercurio para fetos y recién nacidos. Muchos científicos opinan que estos mecanismos de toxicidad celular figuran en algunos casos de autismo y que quizás la vacunación de los niños con decenas de inyecciones que contienen mercurio hasta la edad de 5 años podría ser un factor causal de esta epidemia nacional de autismo y otros trastornos neurológicos
Otro estudio reciente muestra el vínculo directo entre la serie estándar de vacunaciones infantiles, SRP: Sarampión, Rubéola, Paperas (MMR en inglés) y síntomas similares al autismo en monos. El estudio comparó a macacos vacunados con un grupo de control de macacos no vacunados. Las vacunas incluyeron la popular serie SRP: Sarampión, Rubéola, Paperas (MMR en inglés). El estudio descubrió un aumento marcado en "expresiones genéticas en tejidos gastrointestinales" y "problemas inflamatorios" en los monos que recibieron las vacunas. Esto son síntomas comunes en niños que presentan autismo regresivo.
El estudio también encontró marcados cambios de comportamiento y diferencias de desarrollo entre los monos que recibieron las vacunas frente a los que no las recibieron
 En otros estudios independientes demuestran de manera convincente que además el timerosal, agota el glutatión en los niños con autismo. El glutatión proporciona a las células la principal defensa contra la oxidación de metales pesados, una condición que se ha observado ampliamente en los niños con autismo. Sin glutatión, la oxidación de metales pesados produce un daño neurológico severo.
Holmes y otros investigadores sostienen la hipótesis de que algunos casos de autismo pudieran obedecer a un defecto en la proteína metalotionina que desempeña un papel importante en el metabolismo y eliminación de los metales pesados del organismo; esta teoría es el fundamento de la utilización de tratamientos quelantes del mercurio con DMSA (ácido
dimerocaptosuccínico), obteniéndose en algunos casos mejoría clínica de los pacientes
Pero además los niños de hoy reciben vacunas que contienen compuestos de aluminio. El hidróxido de aluminio es un coadyuvante de las vacunas supuestamente destinado a estimular la respuesta inmunitaria el igual que el escualeno que también es tóxico.
Como es sabido el aluminio es tóxico; se ha vinculado al desarrollo de deterioro neurológico en los niños y con enfermedades neurológicas del adulto como la enfermedad de Alzheimer. Además investigaciones recientes demuestran que interacciona con el mercurio aumentando su toxicidad celular. Un importante estudio de 1972 publicado en el British Medical Journal señaló que la combinación aumentaba la toxicidad. El mercurio aumenta la oxidación del aluminio y produce un calor anormal.

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