AUTISMO PARTE 1
Aunque el término autismo fue empleado por primera vez por
Bleuler en 1911 para describir el aislamiento del mundo exterior que se observa
en los esquizofrénicos adultos; no fue hasta los estudios de Kanner en 1943 que
el autismo comenzó a constituirse como una entidad diagnóstica concreta.
Dicho término fue utilizado por él para denominar un tipo específico de
trastorno observado en 11 niños de la Clínica Psiquiátrica Infantil John
Hopkins Estos niños mostraban las siguientes particularidades:
-
La falta de relaciones sociales.
-
Carencia de habilidades para la
comunicación.
-
Rituales compulsivos persistentes y
resistencia al cambio.
-
El lenguaje, si lo hay, sufre
desajustes severos. Aparición muy temprana de trastornos (tres primeros años de
vida) y permanencia del mismo de por vida.
Los factores etiológicos verdaderos del autismo
son aún desconocidos. Hay estudios modernos que sugieren la posible contribución
de elementos metabólicos, genéticos e inmunológicos, de riesgo antenatal y postnatal,
trastornos en la respuesta inmune, toxinas de alimentos, intoxicación por
metales pesados, sobre todo mercurio y plomo, alergia a la caseína y al gluten,
así como una variedad de agentes infecciosos. Se le ha dado importancia al uso
de thimerosal como preservativo en la fabricación de las vacunas y/o a la respuesta
inmune inadecuada ante el virus del sarampión con la posible asociación entre
la inmunización con la vacuna trivalente viral y la aparición de las
alteraciones del desarrollo.
Varias teorías revisan y discuten la evidencia del
deterioro en la permeabilidad intestinal
con respecto al desarrollo de “leaky gut”o
intestino permeable; asimismo
hay en discusión muchos posibles caminos para determinar cómo el deterioro de la función gastrointestinal
influye en el funcionamiento cerebral. La inflamación de la pared
intestinal la pueden originar causas tan diversas como el uso de antibióticos,
antiinflamatorios no esteroideos, hormonas, pesticidas, insuficiencia de
enzimas, micotoxinas, gluten, caseína, aditivos químicos, colorantes, preservantes,
malabsorción de proteínas, etc. La integridad de la pared intestinal juega un
papel importante en la adecuada absorción de nutrientes que bloquean las
toxinas, bacterias, alérgenos y péptidos procedentes de los alimentos, que
pueden ser dañinos, y que al penetrar en la circulación sistémica producen las
anormalidades en la conducta descritas en el autismo.
El deterioro de la permeabilidad intestinal es el enlace para explicar la
asociación entre el Autismo la respuesta inmune inadecuada, la alergia a
múltiples alimentos, la disbiosis, el sobrecrecimiento de hongos así como el
déficit de nutrientes.
En estos niños, existe inflamación del tracto gastrointestinal tanto en su
porción superior como inferior con distintos grados de severidad. En
la revista The American Journal of
Gastroenterology (Septiembre 2000); Quigley y Hurley publicarón una
revisión de estudios realizados sobre la prevalencia de alteraciones
gastrointestinales en los niños autistas ,confirmando que estos niños padecen
con más frecuencia diversos trastornos como constipación, diarrea, esofagitis,
hiperplasia medular, ileocolitis e insuficiencia pancreática
El 90 % de los niños autistas e hiperactivos
tienen algún tipo de deficiencia enzimática
que les impide desdoblar adecuadamente las proteínas, específicamente las de la leche (caseína) y la del trigo (gluten),
los péptidos que se originan de este proceso inadecuado, pasan a través del
intestino permeable, llegan al torrente sanguíneo y se distribuyen por todo el
cuerpo. Los péptidos del gluten y la caseína tienen una estructura química
similar a los opioides y reaccionan con los receptores opioides en el cerebro
imitando los efectos de las drogas opiáceas como la heroína y morfina. A los péptidos
del trigo se les denomina Gluteomorfina (Gluten y Morfina) y a los de la leche Caseomorfina
(Caseína y Morfina).
Estos péptidos, reaccionan con ciertas
áreas del cerebro tales como los lóbulos temporales, que participan en los
procesos de integración del lenguaje y la audición y provocan en el cerebro
un efecto similar al del consumo de drogas, alterando los órganos de los
sentidos y provocando conductas derivadas de estas drogas opiáceas.
Otros estudios también han puesto de manifiesto la
gran Disbiosis Intestinal que sufren
estos niños. Las bacterias Intestinales saprófitas tienen una funcionalidad muy
importante dentro del intestino humano como es en el equilibrio del sistema
inmunológico, ayudar a la digestión, producir vitaminas, y promover la motilidad
Gastro-Intestinal . Varios estudios han informado de un aumento de la administración de antibióticos por vía oral a los niños
autistas durante los 3 primeros años de vida, lo que puede desestabilizar
la comunidad microbiana mediante la eliminación de las bacterias beneficiosas y
ayudar a bacterias patógenas a colonizar las paredes intestinales. Además,
flora intestinal anormal puede estar asociada no sólo con problemas
gastrointestinales, sino también con los síntomas de comportamiento
relacionadas con los del Autismo debido a que muchas de estas bacterias
patógenas gram-negativas, contienen un lipopolisacárido (LPS) en sus paredes
celulares que producen inflamación en el cerebro y aumenta la permeabilidad de
la barrera hematoencefálica, facilitando una acumulación de altos niveles de
mercurio en el cerebro, lo que puede agravar los síntomas de Autismo.
En
otro importante estudio experimental que aparece en la edición de junio de 2009
de la revista "Toxicological and
Environmental Chemistry" muestra
una relación causal entre las pequeñas cantidades de mercurio (Hg) en diversas formas, entre ellas el timerosal, cuando
se administra a los monos, y la toxicidad celular. Se utilizó mercurio en
diversas formas, entre ellas el timerosal y otros metales como el sulfato de
aluminio, y el plomo. El timerosal resultó ser significativamente más tóxico
que los otros compuestos de metales examinados. El estudio muestra que la
exposición de bajo nivel de compuestos de mercurio como en el timerosal produce
una disfunción mitocondrial, deterioro
de la actividad antioxidante ( enzima Glutatione), que causa degeneración y muerte
de las células neuronales y fetales. Se observó que ejerce efectos adversos
sobre las células en desarrollo confirmando la toxicidad de la exposición al
mercurio para fetos y recién nacidos. Muchos científicos opinan que estos mecanismos
de toxicidad celular figuran en algunos casos de autismo y que quizás la
vacunación de los niños con decenas de inyecciones que contienen mercurio hasta
la edad de 5 años podría ser un factor causal de esta epidemia nacional de
autismo y otros trastornos neurológicos
Otro
estudio reciente muestra el vínculo directo entre la serie estándar de vacunaciones infantiles, SRP: Sarampión,
Rubéola, Paperas (MMR en inglés) y síntomas similares al autismo en monos. El
estudio comparó a macacos vacunados con un grupo de control de macacos no
vacunados. Las vacunas incluyeron la popular serie SRP: Sarampión, Rubéola,
Paperas (MMR en inglés). El estudio descubrió un aumento marcado en "expresiones
genéticas en tejidos gastrointestinales" y "problemas
inflamatorios" en los monos que recibieron las vacunas. Esto son
síntomas comunes en niños que presentan autismo regresivo.
El
estudio también encontró marcados cambios de comportamiento y diferencias de
desarrollo entre los monos que recibieron las vacunas frente a los que no las
recibieron
En
otros estudios independientes demuestran de manera convincente que además el timerosal, agota el glutatión en
los niños con autismo. El glutatión proporciona a las células la principal
defensa contra la oxidación de metales pesados, una condición que se ha
observado ampliamente en los niños con autismo. Sin glutatión, la oxidación de metales pesados produce un daño
neurológico severo.
Holmes
y otros investigadores sostienen la hipótesis de que algunos casos de autismo pudieran
obedecer a un defecto en la proteína metalotionina que desempeña un papel importante
en el metabolismo y eliminación de los metales pesados del organismo; esta
teoría es el fundamento de la utilización de tratamientos quelantes del
mercurio con DMSA (ácido
dimerocaptosuccínico),
obteniéndose en algunos casos mejoría clínica de los pacientes
Pero
además los niños de hoy reciben vacunas que contienen compuestos de aluminio.
El hidróxido de aluminio es un
coadyuvante de las vacunas supuestamente destinado a estimular la respuesta inmunitaria
el igual que el escualeno que también es tóxico.
Como
es sabido el aluminio es tóxico; se ha
vinculado al desarrollo de deterioro neurológico en los niños y con
enfermedades neurológicas del adulto como la enfermedad de Alzheimer. Además
investigaciones recientes demuestran que
interacciona con el mercurio aumentando su toxicidad celular. Un importante
estudio de 1972 publicado en el British
Medical Journal señaló que la combinación aumentaba la toxicidad. El
mercurio aumenta la oxidación del aluminio y produce un calor anormal.