Ya hace siglos que se sospecha
que el Sistema Inmune puede ser la clave para superar muchas de las
peores enfermedades que padecemos. Cualquier
pastor sabe que una oveja muere en pocos días víctima de la más pequeña
infección, si por alguna razón no puede mamar nada más nacer.
Los avances de
la civilización, el progreso científico y tecnológico y los logros en medicina no
han ayudado a reducir la incidencia de las enfermedades infecciosas y no
infecciosas que afectan a la población del planeta. Por el contrario, el número
de enfermedades oncológicas, cardiovasculares, respiratorias y endocrinas así
como los desórdenes neuropsiquiátricos está creciendo.
Han aparecido un nuevo
grupo de las así llamadas infecciones, incluyendo el SIDA, tipos parenterales
de hepatitis y otras. La población del planeta ha experimentado una disminución
de la resistencia general a causa de desfavorables factores sociales (desnutrición),
ecológicos (la contaminación de la atmósfera y del ambiente, gran parte de la
cual se deriva de las tecnologías modernas) y médicos (uso injustificado de
algunas medicinas, narcóticos, alcohol, estrés y otros), lo que representa una
de las causas de la situación existente. Todos estos factores son perniciosos
para el sistema inmunológico y pueden causar inmunodeficiencia.
Todos los
animales nacemos con un Sistema Inmune completo pero que no sabe lo que
debe hacer o cuál es su misión. Imaginaos
las comisarías de la policía de una gran ciudad, llenas de policías jóvenes
perfectamente uniformados, pero que no saben cuál es su misión. Se les debe enseñar
dos cosas si pretendemos que sean efectivos:
- Identificar a los delincuentes de la ciudad.
- Saber cómo hacerles frente y armarlos con los medios necesarios. Podríamos comparar esto a un gran archivo de fotos, expedientes y experiencia acumulada, que se tiene en las comisarías sobre todos los delincuentes fichados de una ciudad y sus métodos de actuación.
En 1949, H. Sherwood Lawrence estaba
trabajando en el problema de la tuberculosis. Lo que estaba tratando de
descubrir era si algún componente de la sangre podría llevar una sensibilidad
tubercular de un donante expuesto y recuperado a un receptor inconsciente. Se
podía usar transfusiones sanguíneas enteras, pero solo entre personas con el
mismo tipo de sangre. Lawrence primero separó las células inmunológicas
sanguíneas, los linfocitos o glóbulos blancos, de la sangre entera. Luego abrió
los linfocitos y separó el contenido de los glóbulos en fracciones de varios
tamaños. Lo que descubrió fue que una fracción de pequeñas moléculas era
capaz de transferir la sensibilidad de tuberculina a un receptor inconsciente.
Esto es lo que el doctor Lawrence llamó Factores de Transferencia. El calostro bovino y la yema del huevo son ahora la mejor fuente de factores de transferencia. Sherwood demostró que se podía educar el
sistema inmunológico sin necesidad de inocular anticuerpos reales como sucede
en el caso de las vacunaciones.
Los
Factores de Trasferencia contienen información de todos los agentes patógenos
con los que ha tenido que luchar la madre y todos sus antepasados. Son moléculas mensajeras que
proporcionan inteligencia inmunitaria, educando a las células inmunitarias para
respaldar la habilidad del sistema inmunológico de reconocer, responder y
recordar amenazas potenciales. Los Factores
de Trasferencia no son vitaminas, minerales ni hierbas que simplemente
proporcionan nutrientes al cuerpo.
Los científicos han sabido por mucho tiempo que existen
moléculas más diminutas que los Factores de Transferencia, pero nunca se
determinó si estas moléculas proveen algún respaldo al Sistema Inmunológico. El
precursor David Lisonbee, Director
General Ejecutivo de 4Life, trabajó
con el equipo de investigación y desarrollo de 4Life para controlar estas moléculas, aislarlas, analizarlas y determinar su
potencial para respaldar el sistema inmunológico. En el 2007, los
científicos de 4Life extrajeron estas moléculas diminutas y descubrieron que
pueden proporcionar un poder increíble para el sistema inmunológico. Más
pequeñas aún que los factores de transferencia, las moléculas de nanofracción funcionan como parte de la red
compleja de mando y control del sistema inmunológico. Las moléculas de nanofracción mejoran la comunicación entre las células
inmunitarias y promueven la capacidad del sistema inmunológico de funcionar
lo mejor posible al ayudar a las células inmunitarias a saber cuándo actuar, cómo actuar y cuándo
descansar.
Los resultados de las pruebas plantean que los Factores de Trasferencia:
- Aumenta la producción de anticuerpos IgA salivares de las células B, aumentando así las defensas del cuerpo.
- Aumenta la eficacia de las células Natural Killer (NK) aumentando la primera línea de protección de tu sistema inmunológico.
- Mejora la protección del sistema inmunológico al incrementar la producción vital de anticuerpos y la eficacia de las células NK.
En resumen los sistemas
inmunitarios recibirán una potente ayuda en inteligencia y fuerza que acelerará
el proceso de recuperación ante cualquier enfermedad además de una mayor
capacidad de respuesta ante ataques presentes o futuros, también la modulación
del sistema inmune para evitar su hiperactividad desbordada.
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