En los intestinos de cada persona viven 2.000 especies bacterianas distintas que conforman lo que se denomina la flora intestinal. Estas bacterias llevan a cabo funciones esenciales para nuestra salud, como ayudar a la absorción de nutrientes, sintetizar compuestos o proteger de infecciones. Cualquier trastorno en el equilibro de este ecosistema intestinal puede provocar peligrosos problemas de salud. Si se siente estresado, es esencial darse cuenta que esto no sólo podría afectar su salud intestinal, sino que podría estar siendo causado por su misma salud intestinal, o más específicamente, por la falta de esta.
Un equipo de investigadores del la Universidad Mc Máster de Canadá ha conseguido, por vez primera, recopilar evidencias de que las bacterias que residen en el intestino influyen tanto en la química del cerebro como en el comportamiento. En un experimento realizado, los científicos constataron que la conducta de una serie de ratones podía modificarse provocando un desequilibrio en su flora intestinal. Para provocar dicha desestabilización en los ratones, los científicos dieron a éstos una mezcla de antimicrobiales (los antibióticos neomicina, bacitracina y pimaricina), que los animales tomaron con el agua de beber, durante un periodo de siete días, publica Gastroenterology.
Este hallazgo es importante porque diversos tipos de enfermedades gastrointestinales comunes, como el síndrome de intestino irritable, se han asociado frecuentemente con la ansiedad y con la depresión. Además, se ha especulado con que algunos trastornos psiquiátricos, como el autismo de inicio tardío (que aparece después de los dos años), pudieran estar relacionados con un contenido bacteriano anómalo en los intestinos de los afectados.
Una de las tareas que desempeña la pared del intestino delgado es absorber o asimilar los micronutrientes como las vitaminas, los oligoelementos, los aminoácidos, los ácidos grasos,... indispensables para conseguir una salud óptima. El papel que desempeña el intestino delgado se optimizará, o no, en función del estado de las células que componen su pared. La pared intestinal se comporta como un filtro dejando pasar los microelementos e impidiendo el paso de macromoléculas. Un aumento de la permeabilidad intestinal se debe a alteraciones de las vellosidades y microvellosidades que forman parte del epitelio intestinal compuesto por una capa monocelular y, sobre todo, a alteraciones de los espacios intercelulares de ese epitelio intestinal. Esta alteración provoca:
- Entrada masiva de antígenos bacterianos o alimentarios, entrada de patógenos, entrada masiva de toxinas y de moléculas de alimentos semidigeridos (péptidos, lípidos, polisacáridos,...)
- La introducción repetida de antígenos alimentarios a través de la mucosa intestinal podría ser responsable de respuestas inmunitarias mediadas por los anticuerpos IgG o IgE, teniendo como consecuencia una reacción inflamatoria crónica que puede explicar diferentes patologías: enfermedades inflamatorias diversas, enfermedades autoinmunes, alergias. Que, clínicamente se pueden manifestar mediante síntomas muy variados: eccema, asma, colitis, dolores articulares y/o musculares, jaquecas, hinchazones abdominales, diarrea, enfermedad de Crohn, halitosis, etc.
El estrés crónico y otras emociones negativas como el enojo, la ansiedad y la tristeza pueden desencadenar síntomas y enfermedades en su intestino. Como lo explican investigadores de Harvard:
“La psicología se combina con los factores físicos para causar dolor y otros síntomas intestinales. Los factores psicosociales influyen en la fisiología real de su intestino, así como en los síntomas. En otras palabras, el estrés (o depresión u otros factores psicológicos) pueden afectar el movimiento y contracciones de las vías de su tracto gastrointestinal (GI), provocando inflamación o haciéndolo más susceptible a infecciones.
Curiosamente, la conexión funciona en ambos sentidos, es decir que mientras el estrés puede provocar problemas intestinales, los problemas intestinales también pueden provocar problemas emocionales. Los investigadores de Harvard continúan:
“Esta conexión va en ambos sentidos. Un intestino con problemas puede mandar señales al cerebro, así como un cerebro con problemas puede mandar señales al intestino. Por lo tanto, el estómago de una persona o el malestar intestinal puede ser la causa o el producto de ansiedad, estrés o depresión. Eso se debe a que el cerebro y el sistema gastrointestinal están íntimamente conectados- tan íntimamente que en realidad deberían de ser vistos como un solo sistema.”
Una investigación publicada en el año del 2011 también demuestra que los probióticos tienen un efecto directo en la química de su cerebro bajo condiciones normales, de tal manera que puede afectar sus sentimientos de ansiedad o depresión. El probiótico Lactobacillus Rhamnosus tuvo un efecto marcado sobre los niveles GABA (un neurotransmisor inhibitorio que está involucrado en la regulación de muchos procesos psicológicos y fisiológicos) en ciertas regiones cerebrales y disminuye el estrés inducido por la hormona corticosterona, dando como resultado una reducción de ansiedad y depresión relacionadas con el comportamiento.
Consejos para reducir el Estrés y mejorar su Salud Intestinal
- Evitar el azúcar/fructosa: Comer azúcar y fructosa en exceso distorsionará la relación entre las bacterias buenas y malas de su intestino, ya que sirve como fertilizante/combustible de los patógenos, hongos y levaduras que inhiben negativamente la bacteria benéfica en su intestino.
- Comer alimentos fermentados: Los alimentos fermentados hechos de manera tradicional y sin pasteurizar son una fuente rica en probióticos. Las opciones saludables incluyen el lassi (una bebida de yogurt india que por lo general se disfruta después de la cena), la leche orgánica fermentada proveniente de animales alimentados con pastura como el kéfir, fermentaciones de repollo, nabos, berenjenas, pepinos, cebollas, calabazas, zanahorias y el natto (soya fermentada). Usted puede encontrar una lista de alimentos y vegetales fermentados que pueden ayudarlo a curar su intestino aquí.
- Tomar un suplemento de probióticos: Si no come alimentos fermentados, tomar un suplemento de probióticos de alta calidad definitivamente es lo recomendado. Como lo afirman los expertos, “…los probióticos podrían afectar profundamente la interacción entre su cerebro y su intestino (“eje microbioma-intestino-cerebro”) y atenuar el desarrollo de trastornos inducidos por el estrés, tanto en la parte superior como inferior del tracto gastrointestinal.
- Dormir en completa oscuridad: Esto es necesario para la apropiada producción de la hormona melatonina. Y las investigaciones sugieren que “la melatonina”, un importante mediador del eje cerebro-intestino, ha demostrado tener importantes efectos protectores contra el estrés inducido por lesiones en el tracto gastrointestinal.”